13 de abril de 2007

Aurelia llevaba su nombre en honor a su abuela, mujer que nunca conoció. Odiaba ese nombre, de mujer vieja, y sentía cierto rencor hacia esa abuela, que le había transmitido la locura a su madre, y posiblemente a ella.

Aurelia a veces se sentía al borde de una explosión inexplicable. Tenía voces en su cabeza que a veces le daban instrucciones en los momentos más inesperados: “apaga el televisor”, “no te duermas”. Su madre llevaba ese gen, el de lo desconocido, el de las ofuscaciones, el de las explosiones inexplicables. Su abuela definitivamente lo había llevado – y todos lo habían visto entonces -, estaba loca, sin duda.

Aurelia le tenía terror a la locura, le causaba más miedo que tener la certeza de que iba a morir, incluso intuyendo que iba a morir antes de lo esperado. La locura le daba mucho más miedo que cualquier otra cosa en el mundo, porque le implicaba esa pérdida de control que tanto aborrecía. Volverse loca era para Aurelia peor que morirse. Era dejar que su cabeza perdiera toda esencia; era perder, en todo sentido.

Aurelia una noche escuchó gritos en su cabeza, indefinidos, que se apagaban de golpe como en las películas. Se petrificó y se quiso convencer de que nada había pasado. Pero supo que ese era solo el comienzo. Y supo entonces que nadie entiende bien qué es la locura, sino aquel que empieza a padecerla y está conciente de ello.

3 comentarios:

JuanT dijo...

Auch. Me gusta como llevas el ritmo en la historia. Siempre en primera persona, y dejando ver poco más que Aurelia, sin escenario ni otros personajes, solo ella y su mundo interior.
Estamos todos un poco locos, sin duda, ahora, eso de tenerle miedo a la locura más que a la muerte me sorprendió un poco, porque nunca lo pensé, pero es más o menos lo que pienso yo.

Nos estamos leyendo

Fd. dijo...

El problema con estar loco y ser conciente de ello es justamente por las mismas características del trastorno mental; la pérdida del sentido de la realidad. Entonces uno está loco pero el sistema amental del que se vale la gente para percibir (la conciencia) también está alterado, de eso se trata la locura. Entonces se da una gran paradoja, porque el sistema de percepción del munco sufre una afección y entonces imposibilita al sujeto captar su propio estado. Por eso es que es imposible conocer la locura "desde adentro".

cecitazzz dijo...

juan t: me alegro que te haya gustado.

emerre: gracias doctor :P