6 de diciembre de 2006

casi que casi

no sé ustedes, pero diciembre a mí siempre me pareció una importante recta final. yo sé que hay gente que hace balances y gente que detesta hacerlos... yo me encuentro dentro de la primera categoría - para bien y para mal.

y diciembre siempre es así: los primeros quince días una carrera de estrés, terminando todo a último momento, sin dormir, con nervios, puteadas, impresoras que se rompen, fotocopias que no aparecen, millones de mails a la gente indeseable de la facultá. y pasada la locura, despedidas y más despedidas, tomar sol, estirar las piernas, ver mucha tele basura, comenzar a tickear proyectos pelotudos (postergados hasta esa época del año) de una lista que esperó y mucho (ej.: "cortarme el pelo", "ordenar el escritorio" :S, "arreglar la bici").

este año igual es diferente. el verano pasado lo pasé en la nieve, puteando de lo lindo, y estoy como loca con este calor. y además si todo sale bien, abandono mi estatus de estudiante universitaria para siempre. o tal vez no.

planeando el verano, el otro día emerre me dice: "yo igual el año que viene empiezo en abril" y yo respondo "yo el año que viene no empiezo". sonrisa. orgasmo mental.

ya vendré con novedades.
por ahora estoy en la quincena del estrés y esto es un breve recreo.

28 de noviembre de 2006

lo que me contó miguel antes de pegarse el tiro

fue hace tanto tiempo
como pasó el tiempo
las guitarras
siempre las guitarras
ver el escenario
arriba la luna
el público que aplaude
siempre quise eso
sin meta ninguna
solo las canciones
las que embriagan
las que embravecen

locos tambores
noches de candombe
otra vez la luna
cuántos carnavales
como si nada quemara
el frío no helara
vida bohemia
una vida en pensiones

hoy el mundo festeja
el nacimiento de cristo
vos y yo aquí solos
en esta fábrica enorme
fábrica de alguien
cuidando que no roben
vos y yo aquí solos
con nuestros uniformes
con nuestros revólveres
cuidando que no roben

afuera el mundo festeja
la llegada del niño
estoy tan lejos de casa
tan lejos de casa
vos y yo aquí solos
en esta fábrica enorme
con nuestros uniformes
cuidando que no roben
con nuestros revólveres
vos y yo aquí solos
estoy tan cansado
estoy tan triste
mamita...
mamita...
mamita...
mamita...

me voy...
me voy...
me voy...
me voy...
me voy...
me voy.

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(permiso terapeutas).

este tema me resultó angustiante desde la primera vez que lo escuché: crece en desesperación a medida que avanza la canción y la letra. yo sé muy poco de música, más bien solo lo que me genera a nivel físico, casi. pero recién en dos, viendo a los terapeutas en vivo me cayó la ficha.

ahora hasta me parece verlo a miguel en noche buena, sentado en el piso de la fábrica, recostado a la pared, con la cara fría, la mirada ida, viendo toda su vida pasar en su cabeza, en algún país del norte.

sí sí, no es un tema muy feliz.
y hoy es el día perfecto para escucharlo muchas veces.

24 de noviembre de 2006


y yo que pensé que nadie lo veía.
qué épocas...

17 de noviembre de 2006

better version of me


Escucho better version of me, de fiona, e instantánemente veo en mi mente la ventana del shuttle que me tomaba para ir a trabajar todas las mañanas hace casi un año, y a través de ella, las montañas nevadas, los carteles de "deer crossing", el city market, la ruta. Siento un frío imaginario, siento la altura y se me seca la boca.

Parece que nunca me hubiese pasado eso de ponerme los audífonos y aislarme de aquel mundo, un mundo tan ajeno y a la misma vez tan cotidiano que me asustaba. Parece que nunca hubiese caminado al costado de la ruta, esquivando el hielo y la nieve y tratando de no caerme. Parece que nunca hubiese apurado el paso para llegar a “casa” porque me dolían los oídos del aire frío. Pasé cuatro meses caminando al costado de la carretera, pensando en uruguay, redactando emails en mi cabeza, contando mentalmente todo lo que me pasaba allá en el norte.

Parece que nunca hubiese dejado este lugar, o al menos parece que hubiese sido hace años. Igual escucho fiona y recuerdo las montañas. También las paredes de mi “cuarto”, de cartón de aquella casa prefabricada. Allí donde pegué fotos de todos mis afectos, como si me fuese a olvidar de ellos si no fuese por las imágenes. Recuerdo el aire cowboy americano, la calefacción, los reclames de la tele, el inglés en la oreja todo el tiempo. Los venados, el hielo en todas partes, los autos sucios, las máquinas de café, el 'you bet', el olor que tiene estar lejos de casa... las sensaciones. Y a veces como que extraño.

Parece que no hubiese pasado, casi.

13 de noviembre de 2006

telas rotas

Llegó, ha entrado a su casa y se ha sacado los zapatos. Ella lo ve inmóvil, él espera un saludo suyo que nunca llega porque ella solo quiere mirarlo en silencio. Tanto tiempo esperó su entrada, que ahora solo quiere contemplarlo un rato... saber que es cierto... confirmar que de hecho está pisando su suelo.

Él trae una guitarra, letras, y veinte maneras de hacerla reír. Ella guarda caricias, las ha guardado especialmente para él, desde que nació tal vez. A veces él besa sus heridas, acaricia la piel quebrada, sin importar la imperfección al tacto. Ella tiene un vestido no tan blanco, de haber jugado siempre a ser doncella, sin éxito. Él añora esa blancura a veces, pero la mayoría del tiempo tiene el don de ver a través de las telas rotas. Sabe, a ciencia incierta, que debajo de esos roces y heridas, hay algo que merece ser descubierto. Y con todo se quedan juntos. Hablan horas a la madrugada, susurrando en la oscuridad. Y se cuentan cosas, lloran un poco y se ríen mucho. Ahora habrá que ver cómo sigue el cuento. En definitiva así parece ser... un cuento. Una historia que alguien le narró a ella en un sueño. Un juego de azar, con una afortunada tirada de dados, que ha dado vuelta el tablero: por una vez en la vida ella gana.

Y él es el premio más dulce.

6 de noviembre de 2006

that i would be loved


Una vez creí que esto también pasaría. Una vez creí que la vida era muy dura conmigo. Tengo un problema. Y todavía sigo estando enamorada. Tan vacía como enamorada. Tan miserable como enamorada. Tan pendiente como enamorada. Y también tengo sed.



Una vez creíste que esto también pasaría. Dijiste que la vida no era tan dura conmigo. Que todos teníamos problemas. Y que alguien me amaría. Que mi vacío se haría recuerdo. Que mi miseria, nostalgia. Que alguien estaría pendiente de mí y calmaría mi sed.



Una vez quisieron convencerme de que esto también pasaría. Quisieron convencerme de que la vida era hermosa. Me convencieron de que sería amada. Que mi vacío sería pasajero. Mi miseria solo una pieza de mi pasado. Me convencieron de que alguien, alguna vez, en algún momento, en alguna vida, calmaría mi sed.

30 de octubre de 2006

en el techo del consultorio

estabas vos...

la doctora me "invitó" a acostarme en la camilla del tomógrafo, me indicó que debía respirar hondo y aguantar la respiración según ella me lo fuese pidiendo. luego de las instrucciones, abandonó la habitación, dirigiéndose a una contigua, que se comunicaba con el consultorio mediante un acrílico semiespejado, cual sala de interrogaciones.

por el parlante se escuchó su voz poco simpática: "respirá hondo, aguantá el aire"; "no te muevas". aquella máquina infernal empezó a hacer un ruido insoportable y en un display aparecían números que aumentaban a medida que yo iba 'ingresando' en aquel tubo imponente. sentí que tenía 20, 15, 10, 5 años.

minutos después volvió esta mujer, me avisó que me iba a colocar suero, y acto seguido me ligó el antebrazo y luego de buscar mi vena por unos segundos, pinchó el dorso de mi mano. la sensación de la ligadura como siempre me produjo una especie de claustrofobia. sentí la aguja entrar, pero lo peor fue la sensación de ardor que me daba el suero. sentí que la mano me iba a estallar... o en el mejor de los casos... que se iba a prender fuego en cualquier momento.

Me dejaron una vez más sola en la sala, con la mano en agonía, todavía con la aguja ahí y una hinchazón que me impresionó. seguía sintiendo ese calor interno y le supliqué que me la sacara. me dijo desde la otra habitación que no se podía. me deseperé, en la mayor de las calmas, porque ya soy grande y no puedo darme el lujo de hacer un escándalo. otra vez escuché por el parlante un "no te muevas!" mientras aquella máquina del diablo seguía con sus ruidos. empecé a llorar, en silencio. las lágrimas me caían por ambos lados de la cara hasta las orejas y ahí se quedaban.

y pensé en vos. en tal desesperación insoportable y silenciada pensé en vos. cantando, dándome la mano, haciéndome tus caras. pensé en vos: acompañante inesperado. mirando al techo pensé en vos, hombre grande y pequeño y me sentí agradecida to the bone.

18 de octubre de 2006

beautiful carina

un año después.

ay rubia... me sobran las cosas que quiero decirte. me faltan los medios. tenías un paso soberbio, rubia, caminabas como en el aire y aún así con una firmeza extraña. tenías esa cosa de niña-mujer, gran virtud a mi entender, y eras hermosa, rubia, muy delicada y muy presencial a la vez, con una sensualidad dulce. yo te conocí no tanto. y mucho. a vos también te lloraban los ojos cuando te reías, rubia. recuerdo tu atropellado pero infalible tiro con salto, tus discos de metallica dados vuelta arriba del equipo. más de una vez nos sentamos en el banco de una plaza a hablar de la vida. recuerdo tu forma rara de fumar, tus uñas de esmalte siempre irregular y todas las veces que te dije que te animaras a cantar con más fuerza. qué suerte que nunca me hiciste caso, rubia, cantabas con una dulzura que no he vuelto a escuchar en otro lado y cualquiera que te veía podía sentir todo menos indiferencia. y tocabas la guitarra, rubia, con tus dedos largos tocabas canciones tuyas. eso siempre fue cautivante para mí, digno de muchos reconocimientos. ojalá hubiese ido a tu último cumpleaños, rubia, hubiese querido abrazarte otra vez. no sé a dónde te has ido ahora, ni dónde estuviste en todos estos días. habrá sido un limbo iluminado, rubia, no sé. yo creo que nos viste en algún momento, yo creo que algo habrás escuchado. ahora empieza el después y no tengo mucha idea de cómo se hace. me niego a despedirte del todo, rubia, pero sé que no te volveré a ver venir caminando. a lo último tu vieja gritó buen viaje y todos aplaudimos. te quiero dar eso, cari: un beso y un aplauso.

7 de octubre de 2006

noviembre 20

Alicia escribió anoche en una hoja que el suicidio está pasado de moda. Le salió la frase sin grandes meditaciones, automáticamente después de escribir la fecha: “noviembre 20 de 2003”.

Ayer volvió a pasar por el correo luego de más de un año, esta vez para mandarle un sobre a un destinatario diferente. La veterana rubia del mostrador, la de siempre, le dijo que el envío demoraba poco porque era local, que para hoy ya llegaba la carta. Así que para esta hora, ese sobre ya está en su mesa de luz. En esa mesa de luz de madera en la que una vez ella dejó su tarjeta de cartulina blanca, con el nombre, la dirección y el teléfono. La imagen se repite siempre así para Alicia: mesa de madera, vaso con leche, tarjeta con sus datos.

Una noche hace mucho tiempo, Alicia sintió que estaba sola. No es rubia, y ciertamente no tiene el cuerpo de una niña, pero se hubiese tomado alguna que otra pócima para hacerse chiquita o grande como la del país de las maravillas. Tampoco su país es una maravilla. Pero esta Alicia, castaña oscura de piel muy blanca y manchada, está pensando en cambiar la estrategia y hacerse grande por sí sola, sin necesidad de tragos mágicos de cuentos para niños.

Hace un tiempo le escribió a un hombre cosas muy sentidas. Las pasó todas en limpio en hojas de cuadernola y las cosió. Cerró el paquete con el mensaje: “Me despido tocándote la mano que sostiene este papel”. Pero ese ha sido solo uno de los hombres que ha tocado desde cerca las percepciones de Alicia. Hubo otros, y uno en particular, que fue el más grande de todos y no solo en la realidad visible.

Alicia escribió anoche en una hoja que el suicidio está pasado de moda. También hubo hombres grandes que se tragaron sus fortalezas y se mataron en plena debilidad. Fue justo enseguida de escribir la fecha, y cuando hubo llegado al final de la hoja anotó: “el desafío es quedarme viva”. Alicia adora los desafíos.

2 de octubre de 2006

untitled

escribo esto y probablemente nadie lo lea. o tal vez sí. yo soy una chica fotolog y no estoy acostumbrada, todavía, a la movilidad del blogspot. entiendo que es más lenta, pero al mismo tiempo más íntima y la superficialidad del fotolog no me ha permitido volcarme abiertamente en este espacio, al menos no hasta ahora.

este blog nació - por segunda vez - en un momento de mierda y tomó el lugar de una llamada telefónica. necesitaba soltar una amargura y la compu fue la única confidente del momento. después serían las amigas y después la almohada. en ese orden.

paradójicamente vuelvo a este lugar en un momento feliz... y eso en mi especie es una rareza. tal vez mañana vuelva a escribir acá, o tal vez me tome semanas. no es posible predecirlo, pero sepan que intentaré volar todos los filtros.

estoy contenta a pesar de todos los odds y me siento vista, mirada, como hace siglos no pasaba. me llamo cecilia, a propósito, y en estas ando.