28 de abril de 2007

campaña de expectativa

La semana que viene será el lanzamiento de la pre-campaña 2007 para el primer y ojalá-que-no-único libro de emerre.

(O sea que este sería el pre-lanzamiento de la pre-campaña ¬¬).

Falta bastante, pero los quiero ir preparando para lo que se vendrá. Mientras se vaya cocinando el libro, se seleccionen los cuentos y se decidan un par de cosas más, pueden ver uno de los cuentos que fueron nominados para posteriormente abandonar la casa, ejém, quedar afuera del futuro hijo de emerre, en ¿¡Cómo que no está!?.

En breve ampliaré sobre las maneras que usted, estimado lector, tendrá de colaborar con la causa. Si desea enviar sugerencias, donaciones consideradas o simplemente insultos anónimos: caracolcontacto@gmail.com

(Sigo en lucha contra el ocio: en breve, mis 6 no tan rarezas).




13 de abril de 2007

dos de una


Los tres feos lindos del rock, que tienen en común sus voces muy particulares dentro de lo que hay hoy en día en vidriera. Dalton –más bajo de lo que una imaginaría - con sus dientes y la voz partida, Mandrake con los cuentos entre canción en canción, los siempre all star gastados y ese dejo de viejo verde pero de los simpaticones, y Juan con esas rastas de guacho veinteañero, los miles de gestos mientras toca y esa cosa gallega que tiene, saludando antes de cada recital.


Sin duda un top 3.

Aurelia llevaba su nombre en honor a su abuela, mujer que nunca conoció. Odiaba ese nombre, de mujer vieja, y sentía cierto rencor hacia esa abuela, que le había transmitido la locura a su madre, y posiblemente a ella.

Aurelia a veces se sentía al borde de una explosión inexplicable. Tenía voces en su cabeza que a veces le daban instrucciones en los momentos más inesperados: “apaga el televisor”, “no te duermas”. Su madre llevaba ese gen, el de lo desconocido, el de las ofuscaciones, el de las explosiones inexplicables. Su abuela definitivamente lo había llevado – y todos lo habían visto entonces -, estaba loca, sin duda.

Aurelia le tenía terror a la locura, le causaba más miedo que tener la certeza de que iba a morir, incluso intuyendo que iba a morir antes de lo esperado. La locura le daba mucho más miedo que cualquier otra cosa en el mundo, porque le implicaba esa pérdida de control que tanto aborrecía. Volverse loca era para Aurelia peor que morirse. Era dejar que su cabeza perdiera toda esencia; era perder, en todo sentido.

Aurelia una noche escuchó gritos en su cabeza, indefinidos, que se apagaban de golpe como en las películas. Se petrificó y se quiso convencer de que nada había pasado. Pero supo que ese era solo el comienzo. Y supo entonces que nadie entiende bien qué es la locura, sino aquel que empieza a padecerla y está conciente de ello.

9 de abril de 2007

diseño de interiores...

ta. salió el banner, finalmente. se reciben críticas.



cabezadelegumbre ayudó a resolver el gran misterio del html en esta nueva versión blogger. se agradece enormemente.



en breve actualizamos. creo.