22 de noviembre de 2009

Happy anniversary to me.

Estuve un año y medio con el pecho hinchado como un gallo diciendo me quiero ir a vivir sola, me quiero ir a la mierda, apenas pueda me voy, bla bla.

Después un día tuve que decir sí, te alquilo, y a pesar de que me re cagué, arriba de un 148 tomé la decisión y dije sí. Me voy.

Y yo me lo imaginaba todo rosa y fantástico, que lavo los platos cuando tenga ganas, que ando en bolas si quiero, que no le explico nada a nadie. Pero vinieron meses de novedad y excitement y meses de tristeza total. Por esas cosas que pasan quedé viviendo sola sola sola y muchas noches pensé qué mierda estoy haciendo acá.


Tuve gripe y nadie me trajo el té con limón y miel a la cama. Un día me desperté totalmente contracturada y tuve que llamar a mi viejo para que me ayudara a bajar de la cama. Tuve ganas de comer pero no de cocinar y muchas veces me fui a dormir sin cenar. Se me inundó el apartamento con agua de la grasera, no una ni dos, sino seis veces. Me quedé trancada afuera en varias oportunidades. Me peleé con una vecina. Quise entrar a varios perros callejeros. Miré el balcón y dije me tiro. Sumé las facturas y dije no llego.

Miré películas malas en el cable.
Me quedé sin cable. Tuve apagones, me quedé sin agua, tuve fallas innumerables con el teléfono y el adsl. Lavé mucha ropa a mano en la pileta del baño y se me metieron dos abejas en el baño (horror). Tiré comida, tiré bebida, se me secaron plantas en el balcón. Murieron dos bonsai. Vino Candela (mi perra) a quedarse a dormir y no le gustó. Quise poner cortinas y nunca las puse. Dije voy a colgar cuadros y no los colgué.

Puse mi cama de dos plazas contra la pared porque no era necesario tener ambos lados libres. Dormí en diagonal, dormí de costado, no dormí. Me dormí borracha y vestida un par de veces. Me dormí llorando otras tantas.

Y después de todo no fue tan grave...

Pasó el tiempo de todos los duelos y después de un año digo epa, etapa superada.

Hice muchas comidas y juntadas a tomar con amigas. Hubo amigo invisible, campeonato de conga, despedida de soltera, preparación para un casamiento, todo en mi living. Hubo fiesta del blanco y negro (cumpleaños ficticio), y fiesta del rojo (cumpleaños real). Muchas amigas se quedaron a dormir y tuve mateadas en el balcón. Vi películas en buena compañía, quemé varias tartas y me dio risa, rompí tres vasos y un bowl. Rompí un espejo, rompí la mala leche y lloré de la risa acá adentro.

Tuve almuerzos familiares y le cambié los pañales a la berenjena. Miré el amanecer entre las rendijas de la persiana del cuarto. Me dormí la siesta y me desperté cuando estaba todo oscuro y no me dio miedo. Abracé a un hombre, le lloré a un hombre, canté en la ducha, me caí en las escaleras. Me reí de madrugada con la colo en el msn...

De verdad el balance es más que positivo.

Yo no sé si esto es ser grown up, si es ser independiente, pero nadie me dijo que vivir solo no era una cama de rosas. No sé si lo hice bien o más o menos, pero hoy día estoy segura de que fue la decisión correcta en el momento en que tenía que suceder, aunque haya sido el menos oportuno.

Estoy feliz y miro la pared despintada y digo esta es mi casa (aunque no sea mía) y digo loco vivo sola (aunque a veces no tenga ni la más puta idea).

13 de noviembre de 2009

3 de noviembre de 2009

Tenés que entender que yo acá escribo hace unos años ya, entonces si vos al blog lo agarrás por las etiquetas y lees cosas viejas, te vas a cruzar con siluetas de personas del pasado y cosas que se me ocurrió inventar también.

Es como la habitación de una, en un cajón aquel, en una foto un recuerdo de este. Es como el cuerpo de una, aquella cicatriz por aquello, este punto débil por lo otro.

Y yo me niego a esconder fotos, tapar cicatrices y quemar libros. Por suerte ya no quemo más nada.

Lo bueno es que me sorprende ver cómo venís poniéndole el pecho a todas esas cosas que a otros asustan. El cocodrilo abajo de la cama, un fantasma en el placard, y vos me hacés el desayuno, lavás los platos y la seguís remando.

Me encanta.