30 de octubre de 2006

en el techo del consultorio

estabas vos...

la doctora me "invitó" a acostarme en la camilla del tomógrafo, me indicó que debía respirar hondo y aguantar la respiración según ella me lo fuese pidiendo. luego de las instrucciones, abandonó la habitación, dirigiéndose a una contigua, que se comunicaba con el consultorio mediante un acrílico semiespejado, cual sala de interrogaciones.

por el parlante se escuchó su voz poco simpática: "respirá hondo, aguantá el aire"; "no te muevas". aquella máquina infernal empezó a hacer un ruido insoportable y en un display aparecían números que aumentaban a medida que yo iba 'ingresando' en aquel tubo imponente. sentí que tenía 20, 15, 10, 5 años.

minutos después volvió esta mujer, me avisó que me iba a colocar suero, y acto seguido me ligó el antebrazo y luego de buscar mi vena por unos segundos, pinchó el dorso de mi mano. la sensación de la ligadura como siempre me produjo una especie de claustrofobia. sentí la aguja entrar, pero lo peor fue la sensación de ardor que me daba el suero. sentí que la mano me iba a estallar... o en el mejor de los casos... que se iba a prender fuego en cualquier momento.

Me dejaron una vez más sola en la sala, con la mano en agonía, todavía con la aguja ahí y una hinchazón que me impresionó. seguía sintiendo ese calor interno y le supliqué que me la sacara. me dijo desde la otra habitación que no se podía. me deseperé, en la mayor de las calmas, porque ya soy grande y no puedo darme el lujo de hacer un escándalo. otra vez escuché por el parlante un "no te muevas!" mientras aquella máquina del diablo seguía con sus ruidos. empecé a llorar, en silencio. las lágrimas me caían por ambos lados de la cara hasta las orejas y ahí se quedaban.

y pensé en vos. en tal desesperación insoportable y silenciada pensé en vos. cantando, dándome la mano, haciéndome tus caras. pensé en vos: acompañante inesperado. mirando al techo pensé en vos, hombre grande y pequeño y me sentí agradecida to the bone.

18 de octubre de 2006

beautiful carina

un año después.

ay rubia... me sobran las cosas que quiero decirte. me faltan los medios. tenías un paso soberbio, rubia, caminabas como en el aire y aún así con una firmeza extraña. tenías esa cosa de niña-mujer, gran virtud a mi entender, y eras hermosa, rubia, muy delicada y muy presencial a la vez, con una sensualidad dulce. yo te conocí no tanto. y mucho. a vos también te lloraban los ojos cuando te reías, rubia. recuerdo tu atropellado pero infalible tiro con salto, tus discos de metallica dados vuelta arriba del equipo. más de una vez nos sentamos en el banco de una plaza a hablar de la vida. recuerdo tu forma rara de fumar, tus uñas de esmalte siempre irregular y todas las veces que te dije que te animaras a cantar con más fuerza. qué suerte que nunca me hiciste caso, rubia, cantabas con una dulzura que no he vuelto a escuchar en otro lado y cualquiera que te veía podía sentir todo menos indiferencia. y tocabas la guitarra, rubia, con tus dedos largos tocabas canciones tuyas. eso siempre fue cautivante para mí, digno de muchos reconocimientos. ojalá hubiese ido a tu último cumpleaños, rubia, hubiese querido abrazarte otra vez. no sé a dónde te has ido ahora, ni dónde estuviste en todos estos días. habrá sido un limbo iluminado, rubia, no sé. yo creo que nos viste en algún momento, yo creo que algo habrás escuchado. ahora empieza el después y no tengo mucha idea de cómo se hace. me niego a despedirte del todo, rubia, pero sé que no te volveré a ver venir caminando. a lo último tu vieja gritó buen viaje y todos aplaudimos. te quiero dar eso, cari: un beso y un aplauso.

7 de octubre de 2006

noviembre 20

Alicia escribió anoche en una hoja que el suicidio está pasado de moda. Le salió la frase sin grandes meditaciones, automáticamente después de escribir la fecha: “noviembre 20 de 2003”.

Ayer volvió a pasar por el correo luego de más de un año, esta vez para mandarle un sobre a un destinatario diferente. La veterana rubia del mostrador, la de siempre, le dijo que el envío demoraba poco porque era local, que para hoy ya llegaba la carta. Así que para esta hora, ese sobre ya está en su mesa de luz. En esa mesa de luz de madera en la que una vez ella dejó su tarjeta de cartulina blanca, con el nombre, la dirección y el teléfono. La imagen se repite siempre así para Alicia: mesa de madera, vaso con leche, tarjeta con sus datos.

Una noche hace mucho tiempo, Alicia sintió que estaba sola. No es rubia, y ciertamente no tiene el cuerpo de una niña, pero se hubiese tomado alguna que otra pócima para hacerse chiquita o grande como la del país de las maravillas. Tampoco su país es una maravilla. Pero esta Alicia, castaña oscura de piel muy blanca y manchada, está pensando en cambiar la estrategia y hacerse grande por sí sola, sin necesidad de tragos mágicos de cuentos para niños.

Hace un tiempo le escribió a un hombre cosas muy sentidas. Las pasó todas en limpio en hojas de cuadernola y las cosió. Cerró el paquete con el mensaje: “Me despido tocándote la mano que sostiene este papel”. Pero ese ha sido solo uno de los hombres que ha tocado desde cerca las percepciones de Alicia. Hubo otros, y uno en particular, que fue el más grande de todos y no solo en la realidad visible.

Alicia escribió anoche en una hoja que el suicidio está pasado de moda. También hubo hombres grandes que se tragaron sus fortalezas y se mataron en plena debilidad. Fue justo enseguida de escribir la fecha, y cuando hubo llegado al final de la hoja anotó: “el desafío es quedarme viva”. Alicia adora los desafíos.

2 de octubre de 2006

untitled

escribo esto y probablemente nadie lo lea. o tal vez sí. yo soy una chica fotolog y no estoy acostumbrada, todavía, a la movilidad del blogspot. entiendo que es más lenta, pero al mismo tiempo más íntima y la superficialidad del fotolog no me ha permitido volcarme abiertamente en este espacio, al menos no hasta ahora.

este blog nació - por segunda vez - en un momento de mierda y tomó el lugar de una llamada telefónica. necesitaba soltar una amargura y la compu fue la única confidente del momento. después serían las amigas y después la almohada. en ese orden.

paradójicamente vuelvo a este lugar en un momento feliz... y eso en mi especie es una rareza. tal vez mañana vuelva a escribir acá, o tal vez me tome semanas. no es posible predecirlo, pero sepan que intentaré volar todos los filtros.

estoy contenta a pesar de todos los odds y me siento vista, mirada, como hace siglos no pasaba. me llamo cecilia, a propósito, y en estas ando.